martes, 18 de mayo de 2010

Educación Holista, una experiencia inesperada; Griselda Valtierra

FUNDACIÓN INTERNACIONAL PARA LA EDUCACIÓN HOLISTA

Maestría en Educación Holista


"EDUCACION HOLISTA; UNA EXPERIENCIA INESPERADA"

Estudiante: Griselda Rocío Valtierra López.

Guadalajara, Junio 2008

Hasta antes de iniciar la maestría en Educación Holista, pensé que el sufrimiento era consecuencia de la carencia de lo que se quería y no se tenía o de lo que se tenía y se perdía, que la falta de seguridad, serenidad y los miedos, eran características de la persona que se heredaban y que irremediablemente nos teníamos que conformar con estos agregados y sobrellevarlos el resto de nuestra vida.

Fue hasta inicios de la maestría que me percaté, que todos estos factores de sufrimiento los podemos superar, al principio aprendí que muchas cosas materiales y emocionales, de las cuales carecía que me hacían sufrir, no eran necesarias para poder vivir con tranquilidad; en la maestría aprendí que nuestra esencia, lo que realmente somos, nuestro espíritu, todos somos iguales, que esta esencia es amor, ecuanimidad, felicidad. Me impactó saber que nuestra esencia, nuestro verdadero Ser, no sufre no se altera por las carencias materiales o emocionales.

En el transcurso de la maestría he ido comprendiendo que la causa de los sufrimientos, la pérdida de la paz interior, nos la provocan los apegos, la incomprensión de la impermanencia y el ver la realidad con una mente confusa, pues lo que existe en nuestro pensamiento es lo que nos hace sufrir, percibiendo una realidad equivocada, provocando ideas erróneas derivadas de una percepción absurda de la realidad; mi meta, a partir de este entendimiento, fue entonces, la comprensión de estas causas para hacerme conciente de ellas e iniciar a superar el sufrimiento.

Aprendí que solo mediante la pacificación de la mente podemos lograr la serenidad, la seguridad y la paz interior. En el primer seminario que participé, el de inteligencia espiritual que se llevó a cabo en marzo de 2007, inicié a integrar lo que aprendí en el primer semestre, fue cuando me percaté de la importancia de la espiritualidad y comencé a verla como parte fundamental de mi vida cotidiana, aprendí a concebir a la meditación como proceso esencial para conseguir la pacificación de la mente, el control de las emociones, el autoconocimiento y la ecuanimidad.

La meditación que practiqué, inicialmente, por ser la primera que nos enseñaron, fue la meditación abstractiva mediante el soporte de la respiración; con esta práctica pude pacificar la mente, iniciar a mantener la calma cuando fue necesario, hablar más lento, pensar antes de hablar, ser más observadora, dormir mejor y comprender a los demás.

A partir de este seminario inicié a comprender que la inteligencia espiritual es la que le hace falta a los millones de gente que habitamos la tierra, pues antes de este seminario, pensaba que lo que le hacía falta a la gente era inteligencia emocional, social y estética, antes de éste, no me había hecho conciente de que la inteligencia espiritual integra y trasciende a todos los tipos de inteligencia, que esta última es la única que nos permitirá ser felices y la única que permitirá que la tierra sobreviva a tanta depredación y crisis existencial que experimentan millones de seres humanos.

En mi práctica meditativa, me pude dar cuenta que al inicio me costaba trabajo concentrarme, la respiración como soporte, me ayudaba a vaciar mi mente, conforme seguía practicando pude lograr una mejor concentración y mejorar resultados.

La meditación me dio paciencia y ecuanimidad, puede ver y escuchar acciones y palabras sin perder la cordura, me dio la capacidad de iniciar a discernir las diferentes acciones que suceden a mi alrededor, sin sentir el arrebato de hacer juicios apresurados en los que dominaba la emoción; además, mi percepción se amplió, mis apegos se hicieron menos dominantes, algunas cosas que antes me hacían sufrir dejaron de hacerlo, me sentí más feliz procurando la tranquilidad con todos los que me rodean.

En la comprensión a los demás me ayudó aprender los diferentes niveles de conciencia que tienen las personas, este conocimiento me abrió la mente para considerar a todas las personas como iguales, a entender que su nivel de conciencia hace la gran diferencia en la manera de pensar y actuar, y que muchas veces este es la causa del sufrimiento que experimentan.

Desde el primer semestre de la maestría, inicié a comprender las diferentes maneras de actuar y de pensar de los seres humanos, me hice más tolerante y compasiva, pude reconocer en cada ser humano a un ser digno de respeto, compasión y amor; y lo que es más importante reconocí en cada uno, a un ser divino que esta en un proceso de evolución, hecho de la misma naturaleza que todos y que al igual que muchos está en una búsqueda incesante por alcanzar la felicidad.

Comprendí que hay que purificar el pensamiento para que pueda ser constructivo en lugar de destructivo hacia uno mismo y hacia los demás, que el tener pensamientos negativos solo contamina nuestra mente y la hace divagar en cosas intrascendentes, traté de llevar a la práctica las palabras de Buda, sobre tener buenos pensamientos porque me convencí de que somos el resultado de todo lo que hemos pensado.

Poco a poco, desde el inicio de la maestría pude vivir más tranquila, las cosas materiales dejaron de ser prioridad en mi vida, aprendí que la impermanencia es parte inherente de la vida, por lo tanto el trato que tenía en el pasado por las personas que me amaban era lógico que hubiera cambiado y que mis facultades físicas fueran diferentes a las de años atrás.

Me sentí feliz, fortalecida, me he hice menos vulnerable a las críticas, y a la falta de cariño de aquellas personas de quien lo esperaba, reconocí que cada persona tiene su forma de ser y el derecho que cada individuo tiene de vivir la vida como se sienta más feliz pero sin afectar a los demás.

Inicié a tomar conciencia de las carencias afectivas y materiales que tenían los demás, y del sufrimiento que les causaba, por lo que me convencí de la necesidad de una formación integral, que no las hiciera dependientes de factores externos para poder ser felices, vivir en armonía con los demás y mantener la paz interior.

También tomé conciencia del grave deterioro que le estamos causando a la naturaleza y de la responsabilidad que tenemos para cuidarla, me pude sentir parte de ella y me percaté de la urgencia de detener este deterioro.

Me di cuenta de que somos muchos los que queremos un cambio en beneficio de toda la humanidad y de la naturaleza, que cada uno lo hace desde diferentes ámbitos con diferentes medios, pues muchos estamos convencidos que nuestro planeta requiere atención y detener la sobre explotación que sufre y de la desolación que sufren muchas vidas, me convencí de la falta una educación integral para lograr estos dos fines, lo que aplaza que los cambios que se requieren se lleven acabo de forma inmediata.

En mi práctica educativa me hice sensible ante las necesidades de mis estudiantes, vi en ellos a unos seres inquietos con deseos de aprender, de ser respetados, tomados en cuenta, y sobre todo sentí el gran compromiso de involucrar en mi práctica educativa un trato cálido y cordial, me convencí de que los contenidos deben de estar siempre relacionados con los intereses de los estudiantes para que estos adquieran un real significado, por lo que me vi en la necesidad de cambiar mis estrategias de enseñanza, las cuales deberían estar centradas en los estudiantes, en la indagación y en las preguntas que ellos hagan.

En mi desempeño como docente me sentí más segura al estar en el salón de clase, feliz de poder compartir experiencias y tiempo con mis estudiantes, traté siempre de crear un ambiente agradable donde todos se sintieran a gusto de estar ahí y de que el aprendizaje no fuera un proceso monótono.

La relación con las personas que me rodeaban, como esposo, amigos y compañeros de trabajo mejoró, mi trato con ellos se tornó más cordial, sentía que podía ponerme en el lugar de ellos cuando actuaban de una manera diferente a la que yo hubiera considerado la correcta.

Durante toda mi vida por ser católica asistí a misa los domingos, sentía en ocasiones que me hacía bien, aunque no siempre fue así; a fines del segundo semestre de la maestría, dejé de sentir la necesidad de asistir, me pareció intrascendente el sermón que daba el sacerdote aunado a la desacreditación que ellos habían tenido en los últimos años, opté por ya no ir a misa, hasta el día que sintiera la necesidad, dejé de sentir culpa por cosas que no tenían importancia pero que la religión católica las consideraba pecaminosas, dejé de pensar en la existencia del infierno después de la muerte, me consideré una persona con muchas virtudes y con defectos que podía superar, me sentí valorada como persona, distinta a todas pero igual de valiosa como toda aquella que procura el bien a los demás.

Sigo considerando a Jesucristo como a un gran ser, humilde y amoroso, que dejó su filosofía para que la humanidad pudiera vivir en paz, para que alcanzara la felicidad mediante la práctica del amor; su enseñanza la he logrado desligar de los preceptos de la iglesia católica, la iglesia católica para mí ha dejado de ser el vínculo que me acerca a Dios, por el contrario he podido clarificar la diferencia de la enseñanza que Jesucristo dejó y la enseñanza que la iglesia pretende inculcar, Jesucristo sigue siendo mi máxima inspiración para ser mejor ser humano.

El fomento de la inteligencia espiritual que propone la Educación Holista es lo que más me ha impactado, pues a los pocos meses de iniciar la maestría y que nos hablaban de las inteligencias múltiples, consideré que el cultivo de la inteligencia emocional era suficiente para ser feliz, que bastaba con educar nuestras emociones para poder llevar una vida en la que pudiéramos controlar las emociones y no ser víctima de ellas, me sorprendió y agradó saber que la inteligencia espiritual abarca todos los aspectos de nuestra vida y todos los tipos de inteligencia pues ésta nos enseña a hacernos responsables de nuestra propia vida por convicción propia sin la necesidad de que alguien más nos obligue a cumplir con leyes y normas que afecten a los demás.

He comprendido que nadie puede ayudarnos en nuestro desarrollo personal y espiritual, que solo uno mismo puede trabajar de forma individual para evolucionar en todos los aspectos, que solo con una Educación Holista es como todos los seres humanos podremos acceder a una vida más feliz, que procure el bienestar de todos, y forme seres humanos libres de la vida hedonista y nihilista que domina en nuestros días tanto en los jóvenes como en los adultos.

La maestría me ha dejado, entre otras cosas, la toma de conciencia sobre la importancia de la sustentabilidad y la paz individual para lograrla a nivel global, pues es a nivel individual como se inician a gestar los cambios, y hoy, más que en otros tiempos hace falta una educación que fomente el estudio de la interioridad del individuo, que cultive la espiritualidad, una educación que se preocupe por el desarrollo del ser humano y el cuidado del medio ambiente, pues estamos en un momento en el que es urgente tomar medidas para preservar y resarcir el daño que se le ha hecho a la naturaleza, pues me he percatado que de no ser así, corremos el riesgo de que la naturaleza reaccione de forma violenta para establecer el equilibrio que se le ha arrebatado por la inmensa depredación y contaminación; este desequilibrio lo vemos al presentarse grandes inundaciones y tornados, severas sequías y aumento de la temperatura global por los gases de invernadero provenientes de las fuentes contaminantes. La conciencia de que somos uno con la naturaleza, es sanadora. Las reacciones que está mostrando para recuperar su equilibrio, me hace comprender mejor mi conexión con ella, y lo que necesito para mantener mi propia armonía.

Los contenidos sobre la importancia de abatir la contaminación, y de promover la buena convivencia humana, los he llevado al aula, y esto ha dejado huella de alguna manera en mis estudiantes, quienes se dan cuenta de la importancia de llevar un ambiente de armonía, tanto natural como social.

En cuarto semestre de la maestría integré las enseñanzas de los semestres anteriores, pude darme cuenta que para llevar a cabo mi práctica educativa de manera que atienda mejor a mis estudiantes puede ser mediante varias acciones, sin existir recetas, pues cada grupo de estudiantes es diferente, además de que se debe de tomar en cuenta el contexto en que se lleva a cabo el proceso educativo, pues éste es determinante; tomé conciencia que para mejorar la práctica educativa y que aspire a ser integral es necesario mantener la atención plena en las necesidades e inquietudes de mis estudiantes y la presencia plena para atenderlas de manera oportuna y pertinente.

Con los contenidos revisados en el cuarto semestre pude ver con más profundidad lo concerniente a las comunidades de aprendizaje, a la elaboración de un currículo holista y a la espiritualidad, observé que una matriz contextual incorporada en un currículo puede integrar el conocimiento en una comunidad de aprendizaje; además me percaté de que la espiritualidad está inmersa en todos los aspectos de la vida, iniciando desde lo individual, la familia, la comunidad, la localidad, el mundo, en ámbitos escolares, informales y en un ámbito que pareciera tan duro y árido como es en los negocios.

La última sesión presencia, la de junio, conjuntamente con el Congreso Mexicano de Educación Holista, enriqueció los contenidos ya vistos, además de que me di cuenta de la manera tan creativa de exponer cada tema y de las percepciones que tienen mis compañeros de la visión Holista que inicié a estudiar hace dos años, me sentí rodeada de una gran familia que comparte las mismas inquietudes , a pesar de haber sido un semestre que en lo personal fue marcado por un acontecimiento cimbró mi vida, quitándome la atención, la serenidad y la alegría, pude disfrutar y enriquecer mi vida a partir de esta experiencia con mi grupo de maestría, compañeros de otros semestres y egresados, regresé a casa más fortalecida, segura de seguir en mi camino del autoconocimiento, convencida de que solo mediante éste podré ser mejor ser humano.

EDUCACION HOLISTA:PEDAGOGIA DEL AMOR UNIVERSAL

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